miércoles, 20 de marzo de 2013

LA GUERRA EN LA RETAGUARDIA

La Primera Guerra Mundial fue un conflicto de nuevo tipo por la movilización de muchos recursos y por la implicación de toda la población civil y militar. Los nuevos ejércitos nacionales reclutaban a todos los hombres en edad militar. Los medios técnicos, en transporte y armamento, ocasionaban una enorme cantidad de muertos de mutilados y de destrucción. Los contendientes reconvirtieron sus industrias con el objetivo de fabricar armamento, pidieron préstamos y sustituyeron la mano de obra masculina que se había ido al frente por mujeres. La utilización de modernas técnicas de propaganda permitió movilizar a la opinión pública y comprometerla contra el enemigo.

LA GUERRA DE TRINCHERAS

Tras los primeros movimientos, los frentes se inmovilizaron. En el frente occidental se abrieron trincheras desde Suiza hasta el mar del Norte y se inició una fase muy dura de la guerra, en la que ganar un palmo de territorio enemigo significaba decenas de miles de muertos. Entonces se hizo necesaria la búsqueda de nuevos aliados que aportaran más soldados a la guerra. En 1815, Italia intervino a favor de los aliados, y el Imperio Turco ayudó a las potencias centrales. En 1916, los alemanes lanzaron una ofensiva para romper el frente francés en la batalla de Verdún, pero los franceses y sus aliados resistieron. El saldo fue de dos millones de muertos.

LA GUERRA DE MOVIMIENTOS

Los ejércitos alemanes atacaron a Francia, entrando por Bélgica y Luxemburgo, con la esperanza de vencerla rápidamente y poder dirigir luego a todos sus esfuerzos al frente ruso. Al principio esta táctica pareció funcionar, pero los ejércitos francés e inglés consiguieron reorganizarse y detener el avance del ejército alemán en la batalla del Marne (del 6 al 13 de septiembre de 1914). En el frente oriental, los rusos reaccionaron y llegaron a las fronteras del Imperio Austríaco.

LIBERALISMO Y NACIONALISMO

Tras la derrota de Napoleón, las potencias europeas que le habían vencido se reúnen con el objetivo de acabar con los sistemas que él había implantado y restaurar el Absolutismo. Pensaron que todo había sido un mal sueño y había que volver a lo de siempre. Sin embargo, las nuevas ideas ya se habían expandido por toda Europa, de ahí la vuelta al Absolutismo fue ya una tarea difícil. - LIBERALISMO-. Creía en los derechos naturales que todo hombre tenía; libertad política, económica e ideológica. Para ello se requería la soberanía nacional, es decir el derechos a voto, y la separación de poderes. Por toda Europa, incluida España, hubo oleadas revolucionarias que pretendían implantar el liberalismo frente al Absolutismo. En todas se pedía lo mismo: sufragio universal (derecho al voto), igualdad y mejoras sociales. A finales del siglo XIX estas ideas se habían impuesto por casi toda Europa. El absolutismo, por fin, quedaba en el pasado. - NACIONALISMO-. Es una idea ideológica que entiende que la unidad fundamental de todas las personas es la nación entendida como una comunidad con una historia, una lengua y una cultura común. El objetivo del nacionalismo es conseguir que todas las comunidades que se sientan pertenecientes a una misma nación, tengan capacidad para formar su propio gobierno, es decir para formar un Estado. Hubo un nacionalismo separatista, que surge con fuerza en naciones que se sentían oprimidas por otras, y que por tanto querían la independencia, como Bélgica que se separó de Holanda o Grecia que se separó del Imperio Turco. También hubo un nacionalismo unionista, que se sentían pertenecientes a una misma nación pero que estaban separados, lucharán por unirse, como es el caso de Alemania formada por 39 pequeños estado que se unen en uno sólo en 1871, o Italia, formada por siete estados, unificados en 1861.

EL PERIODO NAPOLEÓNICO (1799-1815)

Con el poder en sus manos, Napoleón pacificó el país consolidando las conquistas conseguidas durante la revolución (libertad, separación de poderes, constitución, etc.). Gracias a estos logros, fue nombrado emperador de los franceses en 1804. Más tarde pretendió crear un gran imperio europeo bajo su autoridad, llegando a conquistar una buena parte de Europa occidental, la única excepción fue Gran Bretaña que resistió el empuje napoleónico. En los países conquistados, Napoleón imponía los logros de la revolución francesa: constituciones, abolición de los privilegiados señoriales, de los diezmos, etc. Cuando intentó conquistar Rusia en 1812, una coalición de potencias europeas desterró a Napoleón fuera de Francia, poco después recuperó el poder por un breve período, hasta ser definitivamente derrotado en la batalla de Waterloo (1815). Napoleón fue desterrado en la isla de Santa Elena, donde murió.

LA REVOLUCIÓN FRANCESA

La Revolución Francesa supuso la caída de golpe del Antiguo Régimen en Francia. Las causas de la revolución fueron: - La revolución americana había demostrado que se podían llevar a la práctica las ideas de la ilustración y acabar con el absolutismo. - Las grandes diferencias sociales. La nobleza y el clero aunque habían perdido poder seguían siendo clases ricas, poderosas y privilegiadas. La burguesía tenía poder económico pero no poder político y aspiraba a él. El pueblo o tercer estado, vivía en permanente pobreza agobiado por el pago de impuestos a unos y a otros. - La crisis económica fue el detonante definitivo: las malas cosechas consecutivas y los elevados gastos del estado en guerras y fiestas había llevado a un fuerte endeudamiento que se intentó atajar con una reforma fiscal que obligaba a pagar a los privilegiados (nobleza y clero). Ante la negativa de estos, Luis XVI convocó los Estados Generales (cortes) para aprobar los nuevos impuestos, en ellos estaban representados los tres estamentos sociales.

LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL

La Revolución Industrial fue el resultado de un conjunto de cambios económicos y tecnológicos, que se produjeron por primera vez en Gran Bretaña a mediados del siglo XVIII, y que dieron lugar a una profunda transformación de la economía y la sociedad.