miércoles, 20 de marzo de 2013

LIBERALISMO Y NACIONALISMO

Tras la derrota de Napoleón, las potencias europeas que le habían vencido se reúnen con el objetivo de acabar con los sistemas que él había implantado y restaurar el Absolutismo. Pensaron que todo había sido un mal sueño y había que volver a lo de siempre. Sin embargo, las nuevas ideas ya se habían expandido por toda Europa, de ahí la vuelta al Absolutismo fue ya una tarea difícil. - LIBERALISMO-. Creía en los derechos naturales que todo hombre tenía; libertad política, económica e ideológica. Para ello se requería la soberanía nacional, es decir el derechos a voto, y la separación de poderes. Por toda Europa, incluida España, hubo oleadas revolucionarias que pretendían implantar el liberalismo frente al Absolutismo. En todas se pedía lo mismo: sufragio universal (derecho al voto), igualdad y mejoras sociales. A finales del siglo XIX estas ideas se habían impuesto por casi toda Europa. El absolutismo, por fin, quedaba en el pasado. - NACIONALISMO-. Es una idea ideológica que entiende que la unidad fundamental de todas las personas es la nación entendida como una comunidad con una historia, una lengua y una cultura común. El objetivo del nacionalismo es conseguir que todas las comunidades que se sientan pertenecientes a una misma nación, tengan capacidad para formar su propio gobierno, es decir para formar un Estado. Hubo un nacionalismo separatista, que surge con fuerza en naciones que se sentían oprimidas por otras, y que por tanto querían la independencia, como Bélgica que se separó de Holanda o Grecia que se separó del Imperio Turco. También hubo un nacionalismo unionista, que se sentían pertenecientes a una misma nación pero que estaban separados, lucharán por unirse, como es el caso de Alemania formada por 39 pequeños estado que se unen en uno sólo en 1871, o Italia, formada por siete estados, unificados en 1861.

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