miércoles, 20 de marzo de 2013

LA REVOLUCIÓN DEMOGRÁFICA

Desde mediados del siglo XVIII, la población europea inició un proceso de crecimiento que se conoce como revolución demográfica. La población pasó de 140 millones de habitantes en 1750, y a 266 en 1850. Este ritmo de crecimiento fue mayor y más rápido en Gran Bretaña, cuya población se duplicó a lo largo del siglo XVIII (de 5 a 10 millones). Las causas fueron el aumento de la producción de alimentos y el progreso de la higiene y la medicina. Una buena alimentación hizo a la población más resistente a las enfermedades, y de este modo las grandes pestes y epidemias fueron desapareciendo. Como consecuencia se produjo una disminución de la mortalidad y un mantenimiento, o ligero incremento, de la natalidad. La reducción de la mortalidad hizo también posible un crecimiento de la esperanza de vida, que pasó de 38 años, a finales del siglo XVIII, a alcanzar los 50 a finales del XIX.

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